Hoy salgo para Varenna, en la parte central del extenso lago Como. Tiene línea férrea directa con Milán. Y desde allí se puede coger un ferry a Bellagio, en la orilla de enfrente. Es temporada baja, algunos hostales cierran, muchas excursiones ya no se ofrecen y muchos ferrys descansan, pero desde Varenna puedo llegar hasta Como y otras pueblecitos ribereños en tren. De modo que en pocos días puedo cubrir bastante territorio de este enorme lago. Me hospedaré en una casa de huéspedes un poco peculiar, tipo casa rural en comunicación con la madre naturaleza y todo eso. El nombre de mi habitación es Passiflora. Promete. 

Tengo que compartir cuarto de baño, eso sí. No he encontrado otra cosa con mi ajustado presupuesto en una localidad de 800 habitantes. No hay ying sin yang. O Passiflora sin cardo borriquero. 

Notas:

- El recepcionista del hotelito podía haber formado parte del casting de Los Soprano. Atractivo, pero con aspecto patibulario. Abundante cabellera, negro ala-de-cuervo. El latin lover llevado al extremo.

Anecdotario:

- En mi mesa del desayuno se sientan los padres de los tres niños de ayer, y charlamos con la boca llena. Resulta que son rumanos residentes en Londres, pero antes habían vivido diez años en Turín y conservan amigos por aquí. Se quejan de que dejaron atrás las nieblas padanas para cambiarlas por las londinenses. Pero aseguran que están conformes con darles un futuro mejor a sus hijos, porque el día a día en Rumanía no sale a cuenta. 

Me dicen que están intentando que sus hijos conserven sus raíces y les hablan en rumano en casa, pero ellos responden siempre en inglés. Les comento que suele ser normal en los niños bilingües, hasta que crecen, que opten por el idioma que hablan con sus amiguitos en clase. Y que luego de adultos tendrán gran interés y hasta nostalgia por sus raíces. Lo que me callo es que se trata de una falsa nostalgia, porque en realidad es adquirida, y no se corresponde con ninguna experiencia vital propia. Nunca serán ni de aquí ni de allá, y vivirán sin sensación de pertenencia. Sé bien de lo que hablo.