Acabo de llegar a Aix y debo hacer tiempo hasta que mi hostal barato de turno (en un edificio muy antiguo) abra sus puertas, porque al parecer en la pausa del almuerzo el recepcionista se marcha a su casa tranquilamente. C'est normal ici?. De modo que me acerco a una escalinata con todo mi equipaje para esperarle porque falta sólo una hora, pero al menos estaré sentada (soy incapaz de meterme en un café tras haber abusado del desayuno bufet esta mañana), y un chico muy mono con un bigotito, inmediatamente se ofrece a subirme la maleta escalones arriba. Esta gente pega la hebra contigo, si les das pie. Así que le pido que me cuente algo de la zona, y me dice que se puede pasear sin problemas tras la puesta de sol. Es un distrito universitario, y los estudiantes que salen de clase ya están celebrando el fin de semana bajo sol del Midi, pero me asegura que sin pasarse. Veremos.
He venido hasta Aix en autocar, porque había problemas con el tren de Marsella y nos han puesto un transporte alternativo. Por carretera he podido observar que, una vez que hemos dejado atrás la mole desordenada del urbanismo que rodea Marsella, han aparecido muchas villas, algunas con aires de masía, semi ocultas entre pinos, cipreses y demás árboles mediterráneos que mi ignorancia me impide identificar.
Como el autocar ha adelantado mi hora de llegada, me he recorrido buena parte del centro de Aix (que significa "agua") para llegar hasta el hostal. Donde Arles tiene aires de pueblo, Aix desde luego es toda una ciudad, y por lo que he visto, muy señorial.
Notas:
- No tenía ni idea de que Cézanne y Zola fueron juntos al colegio aquí, y su amistad duró toda la vida, según una placa que he visto en un palacio precioso que es un instituto o Lycée. En Francia abundan las cartelas de todo tipo y las lápidas conmemorativas y los monumentos a personajes ilustres, así que un simple paseo te informa sobre la historia y la cultura de cada barrio. Abundan en Provenza las estatuas al poeta Fréderic Mistral (que escribía en provenzal) y las referencias a Alphonse Daudet, nacido y criado en Nîmes. De muchos otros no me acuerdo en este momento, pero me da bastante envidia lo mucho que cuidan en este país la memoria de los que han contribuido a engrandecerlo. Les tienen presentes y saben agradecerles su esfuerzo y su legado. Me parece muy bonito.
- Me he tenido que saltar algunos lugares que sé que son muy bellos en mi ruta, pero con suerte y salud pretendo cubrir un territorio enorme de varios países durante varios meses, y no puedo visitar todos y cada uno de los puntos de interés o no avanzaría nunca. De modo que he dejado atrás Collioure, La Camargue y Tarascon. Este último me habría hecho ilusión, porque en el colegio pude leer varios fragmentos del "Tartarin de Tarascon" y recuerdo haberme muerto de risa con las ocurrencias del personaje de Daudet. En fin.
- Creo que no he descrito los olores que salen al paso en la Provenza: aparte de los omnipresentes lavanda y jabón de Marsella, están los diferentes aromas de las especialidades de las pastelerías y de los guisos que se escapan por las rendijas de las casas, en algunos reconozco las especias, y eso que no tengo buen olfato ni conocimientos de cocina. También huele a pino y a los diferentes arbustos mediterráneos. Todo está florecido porque las temperaturas son suaves (aunque en las horas sin sol llega a hacer bastante frío). Ha cesado el viento del norte de los últimos días y brilla un sol espléndido en un cielo limpio. En Marsella había algo de calima.
- Algunos hombres y mujeres que veo por la calle me parecen muy guapos y guapas, con un toque mestizo muy atrayente.
-En una semana escasa no se pueden sacar conclusiones, pero creo observar cuáles son los estratos del mercado laboral por esta parte del mundo: los trabajos manuales he visto que los realizan los subsaharianos. Los puestos en el sector servicios muchas veces son para los magrebíes, también para una segunda generación de jóvenes latinos. Veo muchas mujeres latinas de mayor edad acompañar a ancianos y recoger a niños del colegio. Ignoro en qué se ocupan los hombres. En los trenes, los revisores a veces son jovencísimos (y blancos). También son muy jóvenes en los equipamientos culturales y en los puestos de recepción en general. El resto lo echo a la imaginación, pero creo que debe se ser como en España.
- Me cruzo con algunas señoras muy elegantes y sofisticadas. En Marsella mañana se me acabará el universo cuqui de rincones con encanto, gente bien ataviada y tiendas caras del que tanto disfrutamos los turistas. Por lo que he visto en los alrededores de la estación esta mañana, sospecho que allí voy a volver a la realidad de la vida cotidiana más pedestre. Siempre me han interesado las ciudades portuarias de alma canalla, supongo que porque me crié en una de ellas. De modo que voy a estar a mis anchas allí.
Pero hoy me toca callejear por Aix, en cuanto se termine el postre el recepcionista y pueda depositar la maleta en el hostal. Espero que no se entretenga con un café y un pastis (la bebida típica de esta costa a base de anís, hierbas, especias y no sé qué más... desgraciadamente me quedaré sin probarla por razones de seguridad).
Lo sospechaba. Le llamo cumplida la hora, y me dice que se va a retrasar aún "une demie heure". La digestión del pastis quizá? Me acuerdo mucho de su familia. Al menos me da el digicode y puedo entrar con mi maleta. Bienvenida al mundo de bajo coste. Ay, de verdad. Si no fuera porque debo estirar el presupuesto durante muchos meses y por muchos territorios...
Guess what. Una hora después el tipo no ha aparecido aún. Cómo me acuerdo de toda su familia. Yo y una inglesa nos hemos hecho amigas aquí en la recepción, porque una espera desesperante y un enemigo común unen mucho. Ella me cuenta que ha dejado a su marido al cargo de los animales de su granja de Oxfordshire y se ha venido aquí a desestresarse durante un mes. Claramente a estas alturas ya se ha integrado en el savoir faire local, y no la noto nada impacientada. Yo llevo aquí solamente una semana, y aún traigo puestas las prisas desde Madrid. Mi prisa consiste básicamente en que el sol comienza a ponerse hacia las cinco, y yo pretendía disfrutar del colorido de esta ciudad con la luz del día.
Al final, he quedado con mi nueva conocida inglesa en dar una vuelta las dos juntas por la noche. Ella va a cenar con unos amigos que luego se marchan de Aix. Yo por mi parte he decidido quedarme un segundo día aquí, porque está ciudad me ha atrapado. Pero me he buscado otro alojamiento (un estudio) para la noche de mañana, porque del encargado del hostal no me fío un pelo, y él se ha dado cuenta. Aparte de que su establecimiento está fatal. Es temporada baja y por lo visto algunos aprovechan para bajar la guardia. (Me ha enredado con una habitación en malas condiciones que me ha costado mucho que me cambiara, aparte de irregularidades en el pago escudándose en un cambio de TPV. Bonimenteur, ce mec là)
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