15.11.24

Para llegar hasta Aix-en-Provence desde Arles por ferrocarril (línea regional Paca), resulta que tengo que hacer transbordo en Marseille St Charles y luego debo retroceder un pequeño tramo. Dos horas y algo en total. No me importa, para mí ver desplegarse el paisaje desde la ventana de un vagón de tren es el mejor programa de televisión posible. 

Me permito el pequeño lujo de un desayuno tipo buffet en mi budget hotel. Ya que está al borde de una carretera y voy a tener que  esperar en la parada al autobús de la estación expuesta a los cuatro vientos ... al menos lo haré bien surtida de calorías. Estos días he desayunado andando por la calle, estilo manhattanita. Me merezco una silla y una mesa y unos cubiertos de vez en cuando...

En el comedor, los otros comensales provienen del palacio de congresos cercano. Dos tipos de conversaciones: las de negocios, y otras más animadas de los equipos de chicos y chicas que, por el uniforme, deben formar parte del personal de los expositores. Me sirvo en abundancia, y aprovecho para llenar mi "despensa": me llevo varias piezas de fruta. Sucumbo de nuevo a la tentación de los quesos locales, y también a otras delicias que se alejan muy mucho de mi espartano desayuno habitual. Pero ningún antojo como el de los huevos que, me asegura un cartel, son de gallina crecida en libertad por el ancho suelo. Mi oportunidad de emular las escenas de las películas, cuando con una cucharilla le dan un golpecito certero al oeuf à la coque, y mágicamente se quiebra la cáscara para que, con una cucharilla, pueda saborearse a placer la yema semi líquida. Magnifique. Pues bien, a mí me han fallado los efectos especiales en esa escena: he hervido el puñetero huevo de la gallina pija en un utensilio al efecto durante tres minutos, y luego en mi mesa he intentado maniobrar para cascarlo. Sin éxito, porque el condenado oponía una resistencia de aldea gala (la de Astérix) ante los romanos, se negaba a abrirme su tesoro y entregarme sus encantos.  Le he dado más y más fuerte hasta que me ha dado apuro formar tanto ruido en público... y me lo he llevado dentro del bolso para retirarme a mis aposentos y liarme a porrazos con él en la intimidad. Creo que suspendo en parvulitos de cocina y también en primero de buenas maneras en la mesa. Pero le he vencido al huevo y he salvado así la honrilla y el aporte de proteínas en mi dieta diaria.

Notas:

- Yo creía haber cubierto todas las posibilidades de antemano, pero no podía sospechar que en la muy civilizada república francesa iba a tener que luchar a diario contra las escaleras de la muerte y las aceras asesinas. Mi masa muscular crece (bíceps sobre todo) pero mi espalda ha tardado en conformarse. Zut alors!

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