27.11.24

Mi etapa de hoy me lleva hasta la cercana La Spezia, donde voy a dormir dos noches para poder, desde allí, explorar un poco el Golfo de Los Poetas. Tengo especial interés en acercarme a Lerici, por lo de Shelley, pero también porque está en un extremo del Golfo. Mañana haré lo propio con el otro extremo, Portovenere. A estas dos localidades no llega el trazado del tren, de modo que me voy a estrenar con los autobuses de línea italianos. 

Hoy parece que, según las previsiones, la lluvia nos da un corto respiro. Ayer tuve que secar mi ropa con el secador de pelo, a falta de radiadores en la antigua casita de pescadores donde me he alojado.

Notas:

- Por todas partes veo operarios reparando los muros de piedra que sujetan los bancales, o los que separan las propiedades. En alguna parte he leído que todos estos muros de Cinque Terre, colocados linealmente, superan la longitud de la muralla china. De modo que con las lluvias y la erosión, unas piedras caídas por aquí, un relleno se mortero por allá, estos hombres tienen trabajo asegurado durante generaciones!

- Las escaleras de acceso a mi habitación en Riomaggiore son tan laberínticas y complicadas que, tras dos noches allí, esta mañana al marcharme he sido incapaz de orientarme y me he perdido una vez más. 

- En todas las estaciones se avisa de la posible presencia de borseggiatori (carteristas). Pero en los andenes sólo coincido con familias de orientales y con matrimonios jubilados centro europeos. Por suerte para mí, los borseggiatori están de vacaciones. Deben de terminar el verano completamente agotados, y necesitan un inmerecido descanso. 

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