Notas:
En la estación de Assisi hay paneles que conmemoran la visita del papa Juan XXIII en el año 1962. Curiosas fotos de prensa de las multitudes de la época llenando los andenes para ovacionar a un pontífice que fue muy querido y popular, especialmente tras el Concilio Vaticano II. En una de las fotos, una señora me recuerda a mi abuela. Es la típica señora de la posguerra, con sobrepeso, canas y profundas ojeras, que lleva marcado en su rostro pasados sufrimientos y un cansancio vital que ya a su edad empieza a pasarle factura. Señoras como esta abundaban en toda Europa en los años 50 y 60, y son heroínas no reconocidas por la historia. Sacaron adelante a sus familias como pudieron, en tiempos muy difíciles y a costa de grandes sacrificios. Salve!
Anecdotario:
Me dispongo a pedir un macchiatto en la cantina. Allí, dos poliziottos sostienen una animada charla con el chico del bar. Los agentes cuentan una batallita sobre una conductora que hizo, o dijo, algo que no debía. Los tres son jóvenes, pero sus comentarios no tanto: Es que de las mujeres al volante se puede esperar de todo etc etc etc. Eso sí, hacen una excepción con las mujeres romanas. Allí las chicas están acostumbradas a maquillarse mientras conducen! dice admirativamente uno de ellos. Toma ya infracción al volante, pienso yo, que además ni conduzco ni tampoco soy romana, y quizá por eso nadie me hace ni caso durante un rato bastante largo, hasta que los polis se marchan y mágicamente me hago visible para el bartender. Ay, de verdad.
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