De todos los lugares que hemos visto y que he reseñado en la entrada anterior, me han emocionado especialmente el canal de Corinto, el teatro de Epidauro, Olimpia y Lepanto (Naupacto para los griegos). Aquí se palpa la trascendencia que tiene cada paso que das, pero también se agradece un poco de frivolidad para compensar la balanza, y esa nos la proporciona la agencia con las consabidas visitas concertadas a comercios bajo la excusa de culturizarnos en los modos y costumbres del lugar. Así que hemos hecho una cata de aceites de oliva, una demostración en un taller de cerámica, una degustación de dulces locales, otro paseo por una tienda de alfombras y otras cosas por el estilo. Contra mi costumbre, he terminado comprando algo yo también, por el efecto contagio y porque hay que contribuir a la causa de levantar la economía helena.
Notas:
- Llevo tres meses comiendo de supermercado y pernoctando, en sitios baratos. Normalmente, salvo excepciones, en edificios antiguos muy pintorescos pero muy incómodos, donde siempre hay algo que está a punto de romperse y el destino me escoge a mí para rematarlo. En mi última habitación de hostal no cabíamos Doña Resilia, Resilita y yo, y tuve que meterlas dentro del armario. Buscar los calcetines limpios en la maleta, por ejemplo, era lo más parecido a una mudanza.
En cambio, el viaje organizado al que me he apuntado nos lleva, como es habitual en estos circuitos, a hoteles decentes donde hay ascensores que funcionan, habitaciones espaciosas con baños completos, buffet libre bien surtido y personal atento a tus necesidades. La contrapartida es que a cambio de esas comodidades tenemos que ir agrupados como colegiales, nos llevan y nos traen con horarios apretados y escaso tiempo libre, los sitios que visitamos pasan rápido ante nuestros ojos, el autocar es nuestro segundo hogar y las explicaciones son, siendo amable, muy someras.
Pero lo doy por bien empleado porque el recorrido me permite visitar lugares a los que de otra forma hubiera sido complicado acceder por mi cuenta en transporte público, lo que me habría obligado a más pernoctaciones de las deseadas. Con el añadido de que, por unos pocos días, otros me relevan de la responsabilidad de decidir continuamente, que es una prerrogativa de la libertad individual pero que también cansa, mire usted. Ser una mandada te esteriliza la imaginación, pero resulta tan cómodo encontrártelo todo resuelto... Infantilizar a la gente siempre es un eficaz mecanismo de sometimiento.
Dicho esto, quiero volver a la edad adulta lo antes posible, y mañana vuelvo a Atenas para volar al día siguiente a Estambul. Desgraciadamente, por cuestiones de presupuesto tengo que renunciar a las islas griegas, y por cuestiones de tiempo también renuncio a Tesalónica, a donde podría llegar tras un largo en tren, pero desde donde me resulta complicado salir de Grecia hacia otros destinos. He gastado demasiado dinero en este país maravilloso, y prefiero repartir los ahorros entre otros países, así que continúo el recorrido cruzando una nueva frontera.
Anecdotario:
- Nuestra guía es una mujer encantadora de trato muy agradable que debería dedicarse a otra cosa, pero no sé si le da tiempo ya. Con veinte años menos yo me hubiera irritado muchísimo, pero ahora me provoca ternura. En esta era digital, la información que no nos proporciona la puedo obtener fácilmente por otras fuentes más fiables, y en cambio no se me ocurre dónde podría obtener un mejor entretenimiento que el que me supone ver cómo nos va conduciendo hacia una total confusión ante cada nuevo monumento, yacimiento, estatua, paisaje o leyenda mitológica que nos relata. Su inglés es titubeante, pero suple sus carencias en la lengua de Shakespeare con grandes dosis de creatividad y de entusiasmo. Yo creo que hasta podría llegar a fundar su propio dialecto imaginario. Su francés es bastante bueno, y gracias a eso, personas que no conocen la lengua de Molière hasta consiguen reconstruir las piezas del puzzle que les faltaban de la explicación anterior. A los despistados con déficit de atención, como es mi caso, nos proporciona generosamente nuevas oportunidades de reengancharnos en cada errática repetición de la misma historia. Pero las lagunas que deja por el camino no hay quien las rellene, ni con toda el agua de la mismísima laguna Estigia. El Peloponeso no tiene precio, pero narrado por ella es impagable. La adoro.
- El grupo se compone igualmente de personas muy diferentes, pero todas ellas muy agradables y muy educadas, lo que agradezco infinito porque siempre haces un acto de fe cuando te decides a convivir varios días con treinta desconocidos. Ninguno de ellos se ha quejado públicamente sobre la guía, y eso les honra. De todos modos, noto que se esta gestando una rebelión en las bases, y lamento perdérmela, porque yo me voy pero el grueso del grupo continúa mañana hacia Meteora, que es donde calculo que la disidencia hará estallar la revolución. Es como ver una película y quedarte con la intriga porque has salido del cine sin ver el final.
Las nacionalidades son variopintas y por tanto las conversaciones también. Hay todo tipo de combinaciones familiares y personas sueltas, como yo. Entre los norteamericanos se comentan los cambios que la nueva administración está provocando en sus vidas personales, y el sentimiento general es de bajas expectativas y de temor ante un futuro incierto. Entre los europeos, se comentan temas menos pegados a la actualidad, porque uno de los placeres de las vacaciones es meterse en una burbuja que te aísle de los problemas del día a día.
Tenemos un profesor jubilado australiano que desde que falleció su madre ha empezado a viajar por el mundo, y así lleva veinte años (me pregunto si yo llegaré a igualar su marca). Tenemos una chica ucraniana que trabaja en la hostelería griega y que en sus periodos de vacaciones mira las cosas a través del espejo, porque se convierte en huésped de los hoteles. Está leyendo un libro sobre la historia de la filosofía en estos lugares sagrados. Tenemos algunos hispanos que son norteamericanos de hecho y de derecho porque sus familias emigraron, y han construido su identidad entre dos culturas. Tenemos una familia francesa muy unida y muy inclusiva. Una madre e hija colombianas encantadoras que son de Londres. Y tres españoles contándome a mí. Un guiso con tan buenos ingredientes sólo puede salir rico, rico.
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