1.6.25

Desde Tours, en la región Centre-Val-de-Loire. 

Llevo dos días en esta ciudad del corazón de Francia y, como soy una chica fácil, ya me ha robado el ídem. Está situada entre dos ríos, el Cher y el hermoso Loira, que le prestó su importancia desde siempre. A pesar de haber sido bombardeada en la Segunda Guerra Mundial, leo que el viejo Tours conserva casi dos mil casas medievales de entramado de madera y adobo. Y muchos castillos, ya que llegó a ser capital de Francia: en el renacimiento fue donde se estableció la corte, de ahí que para albergarla se construyeran tantos en los alrededores. Pero antes de eso fue capital religiosa desde muy antiguo, ya que su obispo fue nada menos que San Martín, enterrado en la basílica que lleva su nombre y objeto de una peregrinación antiquísima. Este santo es el militar del ejército romano que cortó su capa con la espada para darle la mitad a un pobre (se la podía haber dado entera, digo yo). 

La ciudad moderna me parece que es bastante anodina. Pero de la antigua me gusta, en resumen, todo.

Notas:

- Balzac nació aquí, aunque se terminó marchando a París. Se le recuerda con placas en muchos lugares del centro histórico, sobre todo en la casa donde le internaron de pequeño para estudiar, frente a un teatro bellísimo y en un barrio con mucho carácter y encanto. Yo pienso que tanto Dickens como nuestro Galdós le copiaron un mucho-bastante su Comedia Humana, esa serie de novelas que retratan París a lo largo de las décadas con unos personajes recurrentes, que forman un microcosmos muy imaginativo, pero anclado en un realismo con toques de costumbrismo. Yo sólo he leído Papá Goriot, donde su protagonista, Rastignac, tras enterrar al pobre señor Goriot en el cementerio de Père Lachaise, contempla todo París desde allí arriba. Y le lanza un desafío a la ciudad y a su buena sociedad, en la que pretende medrar: À nous deux maintenant! = Ahora nos veremos las caras tú y yo! Cuántos recién llegados a París han tenido el mismo deseo, y se han enfrentado al rechazo y al fracaso para lograrlo. De los que lo consiguieron sabemos los nombres... los que fracasaron han pasado al olvido, pero al menos lo intentaron y yo les admiro por ello. 

- Las casas de entramado de madera, con acusados tejados a dos aguas, están en muchos casos inclinadas por el tiempo, como un viejo achacoso con la columna desviada. Otras casas son al estilo de Flandes (si escribo flamenco pienso en faralaes, y encima en el teclado de mi móvil aparece un emoticono con un ave rosada). La mayor parte son blancas con tejados de pizarra y buhardillas, con un estilo parisino algo mitigado. 

- La catedral de Saint Gatien levanta dos increíbles torres y conserva muchas vidrieras del s. XIII (algunas fueron destruidas por las bombas). Tengo la suerte de verlas al atardecer, y el efecto del sol sobre ellas resulta maravilloso. Pero lo que más me ha impresionado es la tumba de los padres de Ana de Bretaña, de estilo renacentista. En realidad debería estar en Nantes, pero tuvieron que desmontarla por piezas para restaurarla, y mientras terminan los trabajos, temporalmente se exhiben aquí en Tours las estatuas principales. Por un lado están los duques de Bretaña yacentes, que por supuesto son los protagonistas del monumento mortuorio. Pero lo que me ha maravillado son las cuatro figuras alegóricas que normalmente ocupan las cuatro esquinas del catafalco, y que están alineadas sobre el suelo, de modo que las puedes ver cara a cara. Son tallas de tamaño natural de mujeres vestidas como en el s. XV, y representan las cuatro virtudes cardinales. Perfección.

- A la Torre del Reloj no he subido porque ya pasé bastante vértigo en las torres italianas. Me digo que merece la pena cuando estoy arriba contemplando las vistas, pero eso dura sólo unos momentos y, calculado fríamente, bajar con taquicardia y las piernas temblonas no me compensa. La vecina Torre de Carlomagno es importante porque bajo ella está enterrada una de las esposas de... adivina-adivinanza: Carlomagno. Atendía la difunta por el tremendo nombre de Lutgarda, que en su época sin duda sonaba mejor que hoy.

- Muchas casas medievales de Tours tienen bajorelieves en madera, a modo de remate en las esquinas o en las ménsulas, que representan figuras religiosas. Algunas de ellas desgraciadamente no tienen rostro o han sido decapitadas. La Revolución Francesa no solamente arrasó con las personas señaladas como opresoras del pueblo, sino que el afán guillotinador también la emprendió con estatuas de reyes y aristócratas y con las de los santos, a los que muchas veces les falta la cabeza. "Libertad, cuantos crímenes se cometen en tu nombre", dijo Manon Roland, una desencantada de la Revolución, justo antes de ser ella también guillotinada. 

- El Château de Tours era la antigua residencia de los Condes de Anjou. Está en la orilla del Loira, y frente a él hay un puente del s XIX que cruzo para ver un atardecer casi veraniglego sobre las aguas y uno de los islotes de río, la Île Aucard. El puente es peatonal, y pasan muchos ciclistas y familias con niños camino del parque que hay en la otra orilla. 

- Un poco más adelante hay una fuente regalada a Francia por los EE UU para conmemorar la amistad de los dos países, que se tendieron la mano en momentos históricos. Se menciona cómo Jefferson fue inspirado por las ideas de la Ilustración en su visita a París. Se alude a la ayuda que Lafayette prestó a la Revolución Estadounidense resultante. Se recuerda cómo la Declaración de Independencia americana precedió a la Declaración de los Derechos del Hombre francesa. Se honra a los soldados americanos que lucharon en las dos guerras mundiales para liberar Francia. Lástima que el personaje de color naranja que dirige nuestros destinos parezca haber olvidado todo eso. Cualquier día le da por pedir que le devuelvan la fuente.  

- El ayuntamiento y la estación de Tours son a cual más fastuoso, erigidos como demostración palpable de la envergadura de esta ciudad. Me gusta especialmente la estación, que se aparta del estilo hausmaniano tan habitual en los Chémins de Fer, los caminos de hierro como los llaman aquí. Parece prosa poética. Dentro hay una serie preciosa de azulejos de la Belle Époque promocionando los rincones más turísticos de los alrededores. 

- Esta es una ciudad bien humorada, o al menos esa es la impresión que se lleva el visitante que está de paso como yo. El ambiente en los frondosos bulevares y en las calles del viejo Tours son muy distintos, pero complementarios. Los ciudadanos corrientes contrastan con la mezcolanza de estudiantes, gente sofisticada y turistas. Pero todos tienen en común la intención de sentarse en una terraza a pasar un buen rato, y viéndoles yo creo que lo consiguen. 


Anecdotario:

- Mi alojamiento esta vez está en un edificio de los años 1960s y es una buhardilla de un tercero sin ascensor. Podría ser peor: hay un sobreático al que se accede por una escalera de madera como las de los campanarios. El estudio está someramente reformado, pero no suficientemente barrido y fregado. Para usar otra expresión malagueña de mi madre, está poco escamondao. Tiene la ventaja de que no voy a tener que luchar contra el impulso neurótico que siempre me obliga a repasar los alojamientos cuando me marcho, y a dejarlos tan presentables cono me los encontré. Cuando estan sucios, ese TOC desaparece misteriosamente de mi mente. Otra ventaja es que este estudio es muy céntrico, a pocos minutos a pie de casi todo, incluida la estación.  

En el bajo hay una peluquería árabe, y sus dueños han instalado cojines en el escalón de entrada, donde se pasan las horas sentados con sus conocidos y parroquianos, enfrascados en apasionadas tertulias muy gestuales . Como no hay espacio suficiente invaden también el escalón contiguo, que da entrada al vestíbulo. De modo que cada vez que salgo o entro... se levantan y yo les doy las gracias y entonces dicen no hay de qué y yo a continuación les deseo buena jornada como hace aquí todo el mundo y etc etc etc. Muy correcto y muy agotador. 

- La casi totalidad del edificio pertenece a una empresa de alquiler turístico, muy cumplida y muy redicha a juzgar por los mensajes que me han enviado desde que reservé el alojamiento. Están agradecidos de que les hayas escogido, encantados de recibirte y deseando que llegues etc. Pero entre frase y frase relamida, te informan de que por llegar antes del check-in te cobran 20€, por dejar los platos sin fregar son 10€, por dejar la bolsa de basura sin bajar otros 10€, y un largo etc. Y en el último párrafo te colocan la bomba lapa: te advierten de que la prostitución está penada, que están en contacto con la policía a la que mostrarán las grabaciones de las vídeocámaras de los pasillos si se detectan movimientos extraños, etc etc etc. Perdonaaa, es a mí?? El día de mi llegada miro con desconfianza a todas las parejas de novios jóvenes que suben y bajan por la escalera... y la verdad, no tienen pinta de ser otra cosa que parejas de novios que han venido al pasar el fin de semana. Lo que hagan en la intimidad, que lo disfruten con salud.  

- Mi visita coincide con la final de la Champions, y cuando estoy en la abarrotada Place Plumereau, la más conocida del casco antiguo, el PSG marca el primer gol al Inter. Se diría que una corriente eléctrica ha pasado entre las mesas de las terrazas, por como la gente es propulsada de sus asientos. Vuelvo a casa porque no soy amiga de las pasiones futboleras desatadas, y a cada rato oigo rugidos, aullidos, cánticos, bocinas y salvas de petardos. Me creo teletransportada mágicamente a Madrid por un momento, luego caigo en que esto del fútbol es universal. Me dispongo a pasar una noche en blanco escuchando todo tipo de estruendos, pero sorprendentemente el jaleo cesa relativamente pronto (en Madrid hubiera durado mucho más tiempo). Divino tesoro, a veces dilapidado. Al día siguiente leo que ha habido dos muertos, muchos heridos y graves disturbios con destrozos en París, Dax y otras ciudades, pero no veo que se mencione Tours en las crónicas, y de hecho cuando salgo me lo encuentro todo en orden. Mucha gente con cara de resaca, eso sí...  







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