6.6.25

En la estación de Tours haciendo tiempo para mi tren de Orléans, donde voy a pasar seis noches. He descubierto que desde allí hay sólo una hora de camino hasta París Austerlitz, a orillas del Sena, y en ese mismo momento he olvidado mi firme decisión de evitar la Ville Lumière, que es carísima y me descabala el presupuesto. Ya he estado allí seis veces en tres veranos de los 1980s, pero teniendo en cuenta que yo era una adolescente atolondrada, es como si hubiera estado solamente media hora... He pensado que si me llevo la comida desde Orléans y monto un picnic (un pique nique, que suena más glamouroso) en un banco de un parque, puedo aprovechar muy bien el tiempo por allí y ahorrar al mismo tiempo. Me apetece sobre todo callejear por barrios donde no he estado nunca como Le Marais, Saint Germain des Prés, Montparnasse, Belleville, la Défense... alejarme de lo de siempre. A ver cómo me sale, porque ayer Chartres fue un poco desastre por culpa de las fuertes rachas de viento, que terminaron echándome de allí.

La catedral de Chartres me ha apabullado con todo lo que tiene que ofrecer al visitante, y eso que hay una nave oculta porque está en obras de restauración. Inútil intentar comentar la grandeza de las fachadas, las torres, las portadas, los arbotantes y demás elementos del exterior. En el interior, los andamios hasta el altísimo techo sólo añaden una oportunidad de recrear cómo serían esas mismas estructuras en el s. XIII, cuando estaba siendo construida. Lo más original: el enorme laberinto grabado en el suelo de la nave central, las maravillosas vidrieras (las originales, después de tantas guerras y revoluciones!!) y desde luego la girola (he tenido que buscar como se llama). La girola de esta catedral tiene doscientas estatuas, según leo. Son grupos escultóricos que narran la vida de la Virgen, bajo una especie de encaje de piedra propio del gótico flamígero. Perfección. 

[El pianista aficionado de la estación está perpetrando una versión acelerada de Asturias de Albéniz en estos momentos, pero se la sabe enterita de memoria, y sólo por eso le subo la nota. Ya quisiera yo, que cuando mi profesora de piano me escuchaba tocar, decía que le sonaba a música china... y cuando al fin lo dejé, los vecinos recobraron la sonrisa].

Desgraciadamente la meteorología me sabotea los paseos por Chartres. Simplemente estar en la calle ya resulta muy complicado, con unas rachas de viento muy fuertes que se arremolinan en cada esquina y lo mismo te empujan contra el suelo que contra las paredes. La temperatura ha bajado mucho y aunque he llegado abrigada, me voy quedando helada por momentos. La lluvia es lo de menos, pero también juega su papel porque ningún paraguas puede defenderme de estar siendo empapada desde todos los ángulos. Al final decido adelantar mi regreso a Tours, porque ya he pasado una neumonía recientemente y no me apetece repetir la experiencia. 

Antes de marcharme, paso un rato largo de incertidumbre y de nervios porque los dos móviles que llevo se confabulan para sabotearme a la vez, uno porque se queda bloqueado y el otro porque no se conecta a ninguna red. No puedo acceder a mis billetes de tren y autobús, ni a mis reservas de alojamiento, mis mensajes y mis datos en general. Me veo obligada a volver a la catedral y, como Quasimodo, pedir santuario entre sus muros para al menos ver lo que tecleo, porque la pantalla del móvil y los cristales de mis gafas chorrean agua... el mundo del s. XXI se refugia en el del s. XIII para pedirle abrigo y protección. 

Intento llamar a la empresa que gestiona el apartamento que he alquilado en Orleans para dentro de 24 horas. Me amenazan con anular mi reserva si no les confirmo mis datoscon antelación (INMEDIATEMENT, me dicen con jactancia gala) para poder retenerme preventivamente la fianza. Es una práctica habitual en muchos sitios, que se formaliza 24 horas antes de tu llegada, y en este caso se trata de una buena oferta que no quiero perder. Me quejo de sus formas y maneras, y me cambian el INMEDIATEMENT por un MAINTENANT, (ahora), pero se mantienen inflexibles. Da igual, porque sin conexión no tengo modo de rellenar el formulario.

Tampoco puedo subirme a un tren o autobús sin poder demostrar que ya he pagado el billete, y se echa encima la hora de volver. Intento llamar a atención al cliente de Interrail para pedirles alternativas, sin resultado. De pronto paso de tener transporte y alojamiento a no poder acceder a ninguna de las dos cosas. Estoy a punto de encomendarme al santo que sea necesario (Sta. Tecla?) para que me reanime los dos móviles desmayados y a mí también, ya de paso. Al final no es necesario porque lo consigo yo solita, bicheando durante casi una hora. Inspiración divina, en semejante marco incomparable? No lo descarto... es lo bueno que tenemos los agnósticos, que no refutamos, sólo esquivamos. 

Apartado Anecdotario, subapartado Paisaje y Paisanaje:

- El universo de las dos ruedas observo que da de sí mucho tipismo. Como es lógico y normal, la mayoría de ciclistas utilizan ese transporte en ciudad por tradición cultural y por razones de economía, de comodidad, y me imagino que de salud. Hay otros ciclistas para los que prima la práctica deportiva, y llevan puesto encima todo el ajuar correspondiente a tal fin. También hay grupos de turistas que escogen visitar la ciudad pedaleando, y llevan al guía delante, desgañitándose el pobre porque siempre hay algún rezagado. 

Pero por estas tierras también se da un cierto tipo de ciclista del postureo, que en las novelas antiguas llamarían snob. Los individuos de esta tribu del universo bicicletero gastan unas indumentarias acordes con los specialty coffee shops, ese hábitat prohibitivo donde aparcan su bici para reunirse con otros ejemplares de su especie, ignoro si para socializar con vistas al apareamiento, o solamente para ver y ser vistos. Para este último caso supongo que es para lo que se compran la bici más cara, se ponen esos calcetines de diseño, y se dejan crecer esos bigotes finos y largos, que portan bien enrollados en voluta por las puntas. Que digo yo que para que no se descomponga esa voluta de pelo de cara al viento, la marca de gomina fijadora también debe ser de las caras. 

- Hay otra tipología de deportista aficionado, el senderista de la tercera edad, que también me llama la atención. En general por aquí veo matrimonios de jubilados bastante delgados y fibrosos, con un aspecto muy saludable para su edad, y en plena actividad física y metal. La mayoría pasean, van de compras, terracean y según observo acuden a los eventos culturetas. 

Pero a otros les tiran más los paisajes, y estos van vestidos de excursionistas, por sus palos de senderismo y sus mochilas les conoceréis. Tienen una resistencia que para mí la quisiera, y lo digo con conocimiento de causa porque estos últimos días de ola de calor bajo un sol de castigo, tiraban mejor que yo por las interminables hectáreas de los parque de los castillos del Loira. 

Dentro de este subtipo hay variantes, y la que más me llama la atención es la variante germánica. Supongo que de jóvenes han sido hippies/heavies/naturistas y en general militantes de otras tribus urbanas del siglo pasado. Y quien tuvo retuvo. Portan larguísimas barbas asilvestradas (ellos) y melenas canosas peinadas con los dedos en un moño suelto (ellas). La vestimenta es variopinta, pero hoy he avistado a un ejemplar rompedor: cargaba con una bolsa con lo necesario para pasar el día en el río, sin olvidar los remos de una balsa hinchable.  También llevaba una gorra modelo legión francesa de esas que te protegen el cogote, y lo más llamativo: a una edad en la que la mayoría de viejos recurren a los GesundheitSchuhe (sandalias de ortopedia), iba descalzo por el asfalto del andén recalentado por el sol. Toma ya ciudadano senior que se enfrenta al mundo y sus mezquindades con altura de miras. 

- Hay un tipo de franceses nostálgicos de épocas pasadas que por lo visto quieren rendirles homenaje con su vestimenta. Ellas van con boinas (suelen ser rojas), maquillaje demodé y ropa y zapatos vintage estilo años 1930s. Ellos, cuando emulan a la clase burguesa, van con perilla, con gorras de visera y ropa tipo tweed pero a la francesa. Si van vestidos de clase trabajadora, nunca les falta una gorrilla, un chaleco y un bigotazo. Hasta he visto un joven que llevaba pantalones bombachos y portaba un elegante bastón de paseo a la antigua, que era evidente que no necesitaba. En los escaparates veo sombreros de época tipo canotier, borsalino y fedora, señal de que se venden. Habrá reuniones de amantes de los disfraces, quizá? Me los imagino bebiendo absenta y fumando gitanes en un porta-cigarrilos largo. De ilusión también se vive.

- Subtipos femeninos hay demasiados para consignarlos aquí, pero en el que me más me fijo es en las señoras elegantes vestidas con sencillez pero con estilo. Encima todas delgadas, las puñeteras. 

Hay otro subtipo de señora mayor que ha invertido parte de su pensión de jubilación en comprarse una montura de lentes de diseño imposible, muy fea y muy cara. Algo así como un auto-sabotaje con pretensiones. Hay algo sociopático en estos diseños, que también llevan algunos hombres, supongo que para ir a juego. O quizá porque les hicieron un dos x uno, y hay vendedores muy convincentes. 

- Por último, la juventud. En general los encuentro muy educados. Estoy viajando por ciudades universitarias, de modo que la mayoría de estudiantes que veo salen y entran de las facultades, o se reparten por las terrazas y los parques. Hay otros jóvenes incorporados al mercado laboral, la mayoría en el comercio y la hostelería suelen ser muy profesionales. Busco el contraste y lo encuentro en los jóvenes de extraradio que van en grupo, con muchos aspavientos, mucho ruido y mucha puesta en escena, y se les nota completamente ociosos. Otros muchos son raiders, y casi siempre pertenecen a alguna minoría étnica. 

Luego están los híbridos, como los chavales  que hace dos noches montaron una fiesta en mi edificio y a los que debo una noche en blanco. Un mozalbete y dos mozalbetas que ayer tarde se marcharon muy sonrientes con sus mochilas, dejando tras ellos una bolsa de basura tirada en los escalones. Pero eso sí, me bonjoursearon y me cedieron el paso en razón de mis canas. Divino tesoro.  








No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Copenhague me pone el listón muy alto de cara al resto de capitales nórdicas. Me gusta muchísimo esta ciudad hermosa y dinámica, que combina...