Mi tercer día en Amberes. La cronología de los hechos es la siguiente:
- Primer día: Llego desde Lille a la hora local del almuerzo (las 12am), recojo las llaves de mi apartamento en la agencia de alquiler, y me instalo. Luego doy un largo paseo para conocer la ciudad. Observo que aquí la mayor parte de comercios cierra a las seis de la tarde, de modo que hago la compra en un supermercado que me sale al paso, y me dispongo a subirla a casa. Por el camino empiezo a oír sirenas de todo tipo. Dos camiones de bomberos pasan por mi lado. Al poco tiempo, varias ambulancias. La policía completa la tanda. Me apresuro, porque empiezo a pensar que ha ocurrido algo. En casa no hay TV, así que consulto en internet y efectivamente, ha habido un apuñalamiento dentro de un autobús urbano, con un muerto y dos heridos (los que intentaron impedir que el agresor degollara a su víctima). Desde mis ventanas, en pleno centro, sigo oyendo muchas sirenas. Me entra miedo porque pienso que puede ser un acto terrorista, y que las sirenas pueden significar que ha habido más ataques. También sé que por el puerto de Amberes entra la mayor parte de la cocaína que se distribuye en Europa, y que en esta ciudad el principal problema de orden público son las bandas de narcos. Resuelvo quedarme en casa a sudar, porque se trata de un ático con ascensor orientado al oeste, y pillo hasta el último rayito de este sol flamenco (ole y ole!), contra el que que un humilde ventilador de aspas no puede hacer gran cosa.
- Segundo día: He estado pendiente de las noticias, y caigo en la cuenta de que el crimen del autobús ocurrió al menos dos horas antes de que mi tren llegara a Amberes, y que el agresor se entregó acto seguido. Y además la policía descarta el terrorismo o el narcotráfico como motivación del ataque, dando a entender que es el acto aislado de un perturbado. Le pregunto a Miss Google si es habitual entonces que en Amberes suenen las sirenas continuamente, de día y de noche. En foros online me encuentro con la misma cuestión formulada por muchos turistas, expatriados y estudiantes extranjeros que vienen a Flandes. Los amberinos se muestran muy ofendidos por la pregunta, pero por lo visto es costumbre que aquí las emergencias se abran paso entre el tráfico con mucha más frecuencia que en otras ciudades. La teoría mayoritaria es que de este modo se ahorran tener que esperar en los semáforos. No parece creíble, pero quién sabe.
Decido coger un tren y pasar un día estupendo en Brujas, con idea de dar otro paseo por Amberes a mi vuelta. Me preparo para salir. El suelo de la ducha está demasiado resbaladizo y piso con precaución. Doy un paso, y de repente me encuentro en pleno ataque agudo de lumbalgia, no sé si por forzar la postura o qué. Pasado un rato parece que puedo andar, aunque despacio y con precauciones, porque el movimiento me alivia. Sigo con mi plan y disfruto mucho de mi excursión. Vuelvo de Brujas y aunque estoy algo cansada, en caliente puedo seguir paseando sin más problema que unas ligeras molestias a las que ya estoy acostumbrada, porque sufro de lumbalgias ocasionales desde que era niña.
Pero a la hora de tenderme en la cama veo todas las estrellas del firmamento, incluyendo las de las de galaxias más lejanas. Tras probar más posturas que en una sesión de yoga, me tomo un Ibuprofeno y consigo dormir un par de horitas.
- Tercer día: El despertar es todo un desafío porque no sé cómo levantarme educadamente sin atronar al vecindario con mis aullidos. Miss Google me recomienda que me aplique hielo en las lumbares, y afortunadamente hay hielo seco en la nevera (?). En cuanto abren la farmacia bajo a la calle, aunque cada paso es un desafío. Me venden un ungüento que me alivia. Me quedo en casa el resto del día, porque mi espalda necesita reposo, y yo hacer el vago. Mañana jueves será mi último día completo en Amberes, y en estas condiciones no puedo dar paseos largos ni visitar Gante, Lovaina y Waterloo (también Lieja?) como tenía pensado. Consulto las distancias en tren a estas ciudades desde Bruselas, y veo que son aún más cortas que desde Amberes. Yo quería evitar alojarme en Bruselas porque los precios son lógicamente mucho más caros allí, al tratarse de la sede de la UE. Pero busco alojamiento con ascensor en otras poblaciones y los precios son prácticamente iguales, de modo que reservo en un hotel bruselense nada glamuroso pero céntrico, y me aseguro de que el ascensor está operativo (si no, ya están avisados de que me tienen que subir la maleta). Ya me encuentro mejor, y para el viernes espero estar en condiciones de andar con normalidad. En Aviñón, al principio de este viaje, también tuve lumbalgia pero remitió en un par de días. Espero que ocurra igual en esta ocasión
Pasaré cinco días en la capital de este país tan bello y con tantas peculiaridades, que paso a describir. Siempre con el sesgo de mi opinión personalísima, y según lo poco que pueda observar estos días, de modo que vaya por delante que la validez de lo que aquí expongo es totalmente cuestionable.
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